¿Qué es lo que debería uno esperar de La Balada de los Elegidos? Siendo anunciado come “el DLC que amplia la historia” uno pensaría que Nintendo intentaría reforzar ese apartado narrativo, cuya ausencia tanto se criticó en el título base. O tal vez esperásemos que, aunque pasasen un poco de eso, nos dieran más Breath of the Wild; un mapa nuevo para explorar, o tal vez el mismo mundo enorme, pero 100 años atrás en el tiempo, antes del cataclismo. Pero aquí no hay nada de eso.
La Balada de los Elegidos no empieza como uno se lo esperaría. Lo primero que hacemos es escuchar una voz, la de Zelda, que nos habla para decirnos que debemos volver al Santuario de la Vida, lugar donde comenzamos nuestra aventura. Eso sí, para que esto ocurra deberemos haber conseguido hacernos previamente con el apoyo de todas y cada una de las cuatro bestias divinas. Una vez en el Santuario de la Vida, se nos pondrá una prueba más parecida a lo que era el primer DLC: un desafío con sus propias reglas que no es difícil vincular al de la espada del ya citado contenido descargable. Y de ahí el que haya comenzado este párrafo diciendo que el principio no era lo que yo esperaba.
Tras superar dicha prueba nos darán unas instrucciones: visita los cuatro puntos señalados en el mapa, casualmente colocados en las cuatro regiones, lo cual puede dar la esperanza de que la trama pueda llegar a avanzar haciéndonos conocer a los elegidos del pasado o algo parecido. Craso error.
Al llegar a los puntos marcados, nos encontramos con Nyel —el colega del acordeón— que nos contará que está terminando una balada inacabada sobre los cuatro campeones del pasado: la Balada de los Elegidos. Pero no es Nyel el que importa aquí, son los pilares que allí se erigen y que nos marcan los tres sitios a los que tenemos que ir para completar la zona. Aunque he de decir que esto no está del todo mal diseñado, porque en vez de decirte una localización concreta o marcarte los sitios en el mapa, te pone un fotograma del satélite del Google Maps y tú te buscas la vida para triangular la posición y encontrarlo. Tristemente eso va a ser lo máximo que La Balada de los Elegidos vaya a hacer por la exploración durante todo el DLC, poner objetivos en los lugares del mapa que se habían quedado vacíos para rellenarlos con algo.
Una vez localicemos y lleguemos a los puntos señalados, nos enfrentaremos a una prueba bastante poco inspirada. La mayoría de las veces tendremos que luchar contra un monstruo grande —por supuesto repetido, no vaya a ser que añadan algo nuevo— o que cruzar por unos aros de luz antes de que se acabe el tiempo. Tras superar la prueba se nos aparecerá un santuario, ninguno con una mecánica especial ni nada nuevo o resaltable. Y después de superar las tres pruebas y los tres santuarios se nos citará en la bestia divina de la región en la que nos encontremos.
En la bestia divina, otra prueba. Esta vez la más cutre, vaga, insulsa y que más muestra la falta de imaginación e interés por hacer un buen contenido decargable. Una voz nos dirá que nos enfrentaremos en un mundo ilusorio a la encarnación de nuestros peores miedos —no se lo cree ni él. Decepcionantemente, se trata de volver a luchar contra el jefe final de la localización, pero con más vida. Recordemos que además de ser un enemigo reciclado, estos no es que estuvieran demasiado bien diseñados ni que fueran precisamente memorables en el título base, lo que añade un plus de descuido a la receta.
Después de vencer al jefe, volveremos a nuestro ser. De nuevo, nos encontraremos con Nyel, que esta vez nos tocará un verso de la balada sobre el elegido que pilotaba la bestia divina en la que estemos. La canción de Nyel nos trae recuerdos del pasado en forma de una cinemática de un par de minutos donde supuestamente se profundiza en los cuatro héroes: Mipha, Daruk, Revali y Urbosa. Los recuerdos consisten, básicamente, en enseñarnos el encuentro de los elegidos con Zelda, cuando estos aceptan ir a luchar contra el cataclismo de Ganon. En estas secuencias no se nos enseña nada nuevo. El esquema de cada escena consiste en Zelda hablando, el elegido haciendo una muestra de su poder y fin. No nos cuentan nada que no supiéramos, ni a nivel de trama, ni de personajes. Lo más que vas a aprender sobre los elegidos es que a Daruk le dan miedo los perros. Fascinante ¿Verdad?
Una vez completado el ciclo de conseguir las cuatro cinemáticas se nos convocará de nuevo en el Santuario de la Vida para una última prueba. Esta es la más agradecida de todas y la que mejor está diseñada. Se trata de un templo que hace las veces de quinta bestia divina, con sus propias reglas y mecanismos. Y, aunque no sea especialmente complicada de completar, es de lo más disfrutable del DLC. Por último tenemos un jefe final que, sin ser una maravilla, se agradece, porque junto al templo es lo único original y hecho desde cero de toda La Balada de los Elegidos.
Para finalizar, obtenemos un nuevo módulo en nuestra piedra sheikah. Se trata de una moto. Porque da igual ese primer caballo que conociste en la Posta de Picos Gemelos y que te acompaña desde casi el principio de la aventura, sólo era un vehículo ¿Quién quiere valor teniendo una pistola?
Quizás estoy siendo demasiado crítico con La Balada de los Elegidos, y probablemente sea culpa mía. Como he dicho al principio de este análisis, hablo de ello en comparación de lo que YO esperaba encontrarme en este segundo DLC. Pero el hecho de que nos dijeran que aquí es donde nos iban a dar más historia me ha cabreado, teniendo en cuenta que apenas nos dan unos 10 minutos de cinemáticas que, además, no aportan demasiado. Pero especialmente estoy enfadado a nivel personal con La Balada de los Elegidos porque no sabe lo que define a Breath of the Wild: la exploración, el descubrir algo nuevo y fantástico, la sensación de adentrarse en lo desconocido… En vez de eso nos dan santuarios y jefes reciclados. Y admito que lo he llegado a pasar bien jugando, incluso la moto, que acabo de criticar, está bien para hacer un rato el tonto, pero esa sensación de decepción constante no ha dejado de atormentarme durante toda la partida.
Mirad, voy a dejar las cosas claras. La Balada de los Elegidosno me ha gustado, pero puede gustarte a ti. Eso sí, si venís buscando una historia, aquí no la vais a encontrar. Y, aunque tiene sus fallos, y gordos, tampoco es un completo desastre. Tal vez vosotros podréis disfrutar de vuestra aventura ya sabiendo lo que os espera. Con unas expectativas bien medidas, La Balada de los Elegidos puede ser toda una experiencia.