En la industria del videojuego no es atípico ver sagas tan conocidas como estancadas en unas bases que asentaron gustosamente, pero sobre las que no han sabido avanzar. Seguro que sin tener que dar ningún nombre se nos vienen varios títulos a la cabeza. Títulos que tienen algo en común: son triples A. Por suerte, desde hace ya unos años una contamos con una corriente que inspira tanto a grandes estudios como a pequeños: la corriente de Lo Indie™. QUICKTEQUILA o, más en concreto, Lovely Planet, es un muy buen ejemplo de esto. Con el reciente lanzamiento de Super Lovely Planet, contamos con tres títulos que, bajo un mismo nombre y un objetivo similar, nos presentan unas propuestas y mecánicas completamente diferentes.
Lovely Planet: un FPS que centra la acción en nuestra puntería y reflejos; Lovely Planet Arcade: otro FPS que, como los primeros que conocimos, prescinde del eje Y en el movimiento de la cámara, haciendo que midamos tanto nuestros pasos como nuestros saltos; y, por último, Super Lovely Planet: un plataformas 3D en el que lo único que podemos hacer es movernos y saltar. No solo en esta variedad está la clave de QUICKTEQUILA, sino en algo que estas tres obras coinciden: presentar una mecánica y explotarla con el diseño de niveles. Una cosa que, entre otros, hemos visto hacer al fontanero más famoso del mundo innumerables veces.
Somos una esfera amarilla y, otra vez, estamos en un mundo tan minimalista como cuqui. Así se nos presenta Super Lovely Planet, un plataformas en tres dimensiones en el que con un gatillo daremos un salto corto y bajo, y con el otro uno alto y algo más largo. Estos saltos que al principio pueden parecer imprecisos o erráticos, son lo único que necesitaremos para abrirnos paso a través de los cincuenta niveles ─divididos en ocho mundos─ que el título presenta.
Los niveles de cada mundo se han de afrontar de distinta forma, teniendo, por ejemplo, que ser pacientes y calculadores en Marshes dada la poca visibilidad y el poco espacio del que disponemos, o rápidos y evasivos en Rice Fields. Una variedad de enemigos y una dificultad siempre constante se impondrán en un desarrollo que se aleja del marco clásico lineal saltando entre mundos en todo momento.
El viaje hacia Lovely Planet no es algo fácil y nuestro papel aquí tampoco está muy claro. Coleccionables, secretos y conseguir llegar al final de cada nivel lo antes posibleserán lo suficiente para atraparnos. Porque pocos juegos han conseguido despertar mi parte completista tanto como lo han conseguido Super Lovely Planet y sus anteriores entregas.
En definitiva, QUICKTEQUILA nos presenta con Super Lovely Planet un plataformas 3D que, con un buen diseño de niveles, desafía tanto nuestra paciencia como nuestra precisión y nuestras ganas de completarlo todo. Una obra modesta y sin pretensiones que nos muestra cómo una saga puede evolucionar y probar cosas nuevas sin sacrificar su esencia o su calidad por el camino.