Si hay algo por lo que se caracterizan los videojuegos es por su constante evolución. Incluso en las épocas de estancamiento, siempre hay gente dispuesta a buscar nuevas maneras de enfocar el ocio electrónico. Algunos optan por crear ideas originales dentro de formas de jugar convencionales, mientras que otros se atreven a mirar a su alrededor y ver qué puede ofrecer una plataforma que otras no. SIMULACRA caería en este último caso. Pese a estar disponible en PC, estamos ante un título que ha sido concebido para ser un título móvil, y es que todo lo que hace que destaque está hilado a este tipo de plataformas.
Si alguno ha jugado ya a Sara is Missing, el anterior título del estudio, podrá ver unos orígenes muy marcados para SIMULACRA. Y es que este es un sucesor espiritual del anterior.
Tal y como pasaba en SIM (Sara is Missing), nos encontramos ante un enigma que nace de un teléfono misteriosamente extraviado. Este llega a nuestras manos de alguna manera y, gracias a la intervención de fuerzas que desconocemos, accedemos a su contenido. Es entonces cuando nuestro objetivo se vuelve claro, pues descubrimos un vídeo en el que su dueña parece estar en peligro. Armados con un terminal que contiene todos los datos de esta mujer nos propondremos hallarla y rescatarla de este misterioso calvario.
Así es como comienza un título que eleva la fantasía de todo voyeur tecnológico. Buscaremos pistas hurgando entre los trozos desconectados de la vida de una persona. Sus fotos nos guiarán, sus conversaciones nos contarán cómo son las relaciones con su entorno, sus vlogs nos contarán más sobre cómo se sentía… Qué diablos, hasta podremos cotillear sus conversaciones del Tinder de Hacendado que usa esta obra
Vamos a ser claros, este apartado del juego me parece burdo y simplista. Sí, buscamos información sobre el caso que nos atañe, pero nuestro objetivo nunca es conocer a la persona.Quisiera poner esta obra en contraposición a una con una premisa similar: A Normal Lost Phone. En esta última también nos toca husmear dentro de un teléfono cuyo dueño ha desaparecido, pero hay una diferencia muy grande: Mientras que en ANLPintentamos conocer a la persona como medio para saber qué le ha pasado, en SIMULACRA todas las piezas están distribuidas de tal manera que nunca nos vamos a sentir conectados con esta mujer desaparecida. Poco nos interesa la vida de esta más allá de conocer su paradero— o, lo que es lo mismo, de conseguir nuestro objetivo. SIMULACRAno nos quiere hablar de lo íntimo, solo busca causar impacto y crear misterio. Esto se evidencia cuando empezamos a trastear con el teléfono. Los puzles que hallaremos se centrarán en reconstruir datos perdidos, tienen como foco lo voyeur del título.
Junto al misterio, este juego quiere potenciar nuestra experiencia haciendo que interactuemos con la gente del entorno de Anna —la chica desaparecida. Esto le otorga un aire vivo y orgánico a nuestra aventura, pero es un tiro que ha salido por la culata. Veréis, estamos obligados a colaborar con esta gente para poder resolver el misterio… pero resulta que todos y cada uno de los personajes del juego es insufrible. Siempre tendremos la sensación de que nos ocultan algo, pero nos veremos obligados a colaborar con ellos. Lejos de crear la tensión que, supongo, sus creadores buscaban, esta obligación hace que cualquier interacción humana que tengamos durante nuestra investigación se sienta forzada y poco satisfactoria. En ocasiones, tendremos incluso que ser la niñera de dos hombres adultos en segmentos narrativos que aportan poco o nada a la trama del juego. Por si esto fuese poco, el final que consigamos dependerá de las relaciones que mantengamos y de cómo nos llevemos con los amigos de Anna.
En definitiva, a SIMULACRA le pesa el depender de su impacto por encima de su calidad. Con mejores personajes, menos tedio y unos puzles más trabajados, estaríamos ante una experiencia de misterio que sería potenciada por su estilo. Sin embargo, el título se centra únicamente en imitar el ecosistema genérico de la plataforma móvil para que nos sumerjamos en él y, tras eso, depende única y exclusivamente de ello para que sigamos en vilo. Donde A Normal Lost Phone triunfó, SIMULACRA fracasa. No estamos aquí porque conectemos con el juego, sino porque el concepto es más o menos guay. También he de decir que experimentar con las posibilidades que una plataforma te ofrece —ya sea para beneficio de sus mecánicas o de su narrativa— siempre es un ejercicio digno, pero esta obra también me ha dejado frío en este aspecto, quedándose con lo más superficial que las plataformas móviles podrían ofrecer a nivel mecánico.
Por último, decir que el juego también se encuentra disponible en PC. No he podido tocar esta versión, pero creo que quitarle el aire de «móvil falso» a este título mermaría todavía más la experiencia.