La evolución tecnológica a nivel internacional ha propiciado que nuestro idioma adquiera muchísimos extranjerismos para referirse a determinados conceptos. En nuestro caso, el mundo del videojuego, no ha sido distinto y contamos con un extenso vocabulario de anglicismos que utilizan tanto la prensa como los jugadores habituales. Hoy, en concreto, me voy a centrar en los términos que usamos para rescatar videojuegos del pasado y traerlos a las plataformas actuales. Seguro que habéis escuchado muchos de ellos, sin embargo, no todo el mundo lo tiene realmente claro y quizá se acabe confundiendo. Pero para eso estamos aquí, así que procedamos a explicar brevemente de qué trata cada uno.
Un port es aquel videojuego que se ha traspasado desde su plataforma origen hasta otra más avanzada, sin sufrir ningún cambio significativo, es decir, no se han revisado ni sus gráficos ni sus mecánicas, entre otras cosas. Como, por ejemplo, los títulos de la sección Classics de PlayStation Store, donde encontramos juegos de PlayStation 1 y PlayStation 2 conforme vinieron al mundo (Suikoden II, Metal Gear Solid I…).
Hasta aquí la parte sencilla, ahora vienen las curvas o lo que me gusta llamar la trilogía del Re.
Empezamos con el remaster. Este concepto se utiliza cuando se mejora la calidad de imagen, de sonido o ambas de un título previamente lanzado. La clave a tener en cuenta es la siguiente: no se modifican ni sus mecánicas ni sus físicas ni ningún otro recurso (asset) del que haga uso. Podríamos decir que es un simple lavado de cara con el fin de lanzarlo de nuevo en una generación posterior, con mejor resolución y audio. Por ejemplo, el reciente Dark Souls Remastered, Call of Duty Modern Warfare Remastered, Spyro Reignited Trilogy o cualquier título de Xbox y Xbox 360 que ha recibido un parche de mejora para la Xbox One X.
Por otro lado, tenemos el reboot que, al igual que en el cine, hace uso de una franquicia ya existente para crear una historia sustancialmente distinta a partir de éste o bien recrear hechos que ya se han narrado antes desde otra perspectiva. Incluso puede compartir atmósfera, lugares o reglas, pero utilizar personajes y tramas totalmente nuevas. Por experiencia, esto puede salir puede salir o muy bien o muy mal, cuestión de suerte, de talento y de gustos. Por poner algún ejemplo del mundillo, DmC: Devil May Cry, Star Wars Battlefront (2015), Tomb Raider (2013), Prey (2017), etc.
A continuación nos encontramos con el caparazón azul que te arruina la carrera en el Mario Kart. El remake es la reedición de un videojuego con el objetivo de adaptarlo a la capacidad tecnológica actual. Hablando en plata, se mejoran significativamente los gráficos, se rehacen los assets (modelados, interacciones…) y se perfila la jugabilidad manteniendo los elementos fundamentales de la historia y sus personajes. El título se hace de nuevo desde cero.
Remaster y remake son dos conceptos que se confunden constantemente, la diferencia fundamental reside en que el primero parte del código fuente del juego original y solo se mejora estéticamente, mientras que el segundo se comienza a programar desde cero. Por supuesto, hay remakes que reutilizan ciertos recursos del título original, pero cambia tanto su estructura lógica que lo sigo considerando un remake. Metal Gear Solid: The Twin Snakes, Metroid Zero Mission o el futuro Resident Evil 2 Remake, son algunos ejemplos de este tipo de práctica.
Recapitulando, hemos tratado los ports, reboot, remaster y remake junto a sus diferencias principales. Espero haberos aclarado estos conceptos tan utilizados en la industria y, sobre todo, haber plantado la semilla de la duda en vosotros. ¿Por qué se crean estos productos? ¿Son necesarios para la preservación del medio? ¿Benefician, perjudican o son irrelevantes para la industria? Yo lo tengo claro, y si queréis saber lo que pienso no tenéis más que esperar a mi siguiente artículo.