El pasado 3 de julio salió a la venta Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered para PlayStation 4, Xbox One y PC, una remasterización de Red Faction Guerrilla, juego que viera la luz en el año 2009 de mano de Volition, Inc y publicado por la ya extinta THQ (actual THQ Nordic) para PlayStation 3, Xbox 360 y PC. Este título fue el primero de la serie en incluir la cámara en tercera persona y en presentar un amplio mundo abierto en el que la mayoría de los objetos son destruibles por el jugador, aportando una gran versatilidad a la hora de realizar las misiones que se nos plantean. Esta remasterización añade mejoras a nivel técnico, la inclusión de los modos multijugador del título original y la expansión Demons of the Badlands. Además, los usuarios de Steam que ya poseían el título original en sus bibliotecas recibirán este Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered gratis. Para aquellos que no lo tuvieran o van a comprarlo en consolas, el juego sale a un precio reducido de treinta euros, alejándose de otras remasterizaciones que si cobraron el precio completo de título nuevo.
La historia nos sitúa 50 años antes de los acontecimientos del primer Red Faction, concretamente en el año 2125 en el planeta Marte. Está controlado por las fuerzas del EDF (Earth Defense Force), un grupo militar que, debido a la escasez de recursos naturales de la Tierra y la consiguiente caída de la economía mundial, explota a los marcianos para satisfacer las elevadas demandas de la Tierra, controlada por las corporaciones. La EDFse presentó en el primer Red Faction como los salvadores de Marte, aunque en esta aventura deberemos arrebatarles el control del planeta. Aquí entra en juego nuestro protagonista: Alec Mason, un ingeniero de minas que llega a Tharsis (una región del planeta) para reunirse con su hermano Dan Mason. Dan le habla a Alec sobre la actitud dictatorial de la EDF e intenta convencerlo para unirse a la Red Faction, la fuerza rebelde que planea liberar a los trabajadores de Marte eliminando para ello a la EDF. Debido a ciertos acontecimientos, acabaremos uniéndonos al grupo insurgente y liderando las operaciones de liberación planetaria. Para ello contaremos con un gran arsenal a nuestra disposición, que iremos mejorando y aumentando a lo largo del juego. Tendremos el martillo, que barre enemigos y edificios a base de golpes, las indispensables cargas explosivas para derribar más rápidamente edificios o destruir vehículos enemigos, el rifle con nanotecnología, que desintegra las moléculas y borra todo lo que toca, el jetpack, y otras armas algo más clásicas como escopeta, pistola, ametralladora etc.
La interesante premisa con la que cuenta la historia es rápidamente olvidada por un guion que avanza casi sin sobresaltos, dejándonos con unas pocas cinemáticas y unas misiones principales insulsas y cortas que bien podrían pasar por misiones secundarias y que nos durará aproximadamente unas 10 horas si únicamente vamos a por las misiones principales. Es justo decir que no era la intención de Volition, Inc el presentar una historia para recordar, sino ofrecer una excusa al jugador para provocar el caos en el planeta, gracias al motor gráfico Geo-Mod, que ha sido mejorado para esta remasterización a Geomod 2.0, que incorpora notables mejoras en la física y destrucción de escenarios. Pero, aun así, se podría haber realizado un guion más elaborado, que tratase mejor el tema de la explotación laboral o las condiciones infrahumanas que se viven bajo una represión militar, el miedo de la gente a salir a la calle por la declaración de la ley marcial o la escasez de libertades coaccionadas por leyes dictadas por los ricos y poderosos en favor del capital. Son temas de gran interés y que no son ajenos en nuestro mundo: hubieran dado vida a una trama desinflada y superficial, o, tal vez, un mejor desarrollo de personajes, ya que los presentados son planos y sin carisma. Puede que la única excepción sea Samanya (Sam), personaje que aportará un mínimo de interés a la insípida trama. En lo que respecta a las misiones secundarias, existe una variedad amplia, sin embargo, repetidas por todo el mapa. Por este motivo, acaban siendo pesadas, muy repetitivas y alargan artificialmente la experiencia. Tendremos misiones de llevar vehículos a nuestra base, destruir edificios de la EDF, ayudar a los guerrilleros a mantener posiciones, derribar edificios en un tiempo determinado, etc. No es necesario realizar este cúmulo de misiones secundarias para poder avanzar en la historia, pero sí que habrá que hacer alguna de ellas, en especial las de destrucción de edificios importantes de la EDF, para poder desbloquear las misiones finales de cada sector del mapa, que son indispensables para poder avanzar en la historia.
El mapa del juego se divide en seis zonas bien diferenciadas, que contarán con un diseño único, por lo que la variedad está presente en la representación de la superficie marciana, además de una más que aceptable distancia de dibujado que nos permitirá ver objetos bastante lejanos. La única pega notable en los escenarios es la aparición de brusca de elementos o popping. Mientras que en Eos solo afecta a la vegetación, en Badlands las montañas darán un espectáculo irrisorio al desaparecer y aparecer conforme nos alejamos y acerquemos a ellas respectivamente. Cada zona del mapa tiene un medidor de control de la EDF que deberemos reducir a cero realizando misiones principales, secundarias y destruyendo edificaciones importantes de la EDF. Al realizar estas misiones, también iremos llenando otro medidor que nos indica la confianza de los ciudadanos marcianos en la Red Faction, lo que supondrá una mayor ayuda durante nuestras incursiones en bases militares enemigas. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque al morir nuestro personaje o matar civiles inocentes, reducirá el medidor de confianza rápidamente, lo que hará que los ciudadanos sean más reticentes a ayudarnos. Cabe añadir que únicamente es necesario reducir a cero el medidor de control de la EDF para poder avanzar en la historia, dejando el medidor de confianza como algo opcional, pero de gran ayuda. Debido a la gran extensión de terreno a recorrer, se podrá viajar rápidamente a los puestos avanzados de la Red Faction (aunque primero habrá que comprar la correspondiente mejora con chatarra), donde tendremos un baúl para recoger munición, vehículos y a Sam, que nos hará las modificaciones pertinentes si le traemos chatarra, que viene siendo la “moneda” del juego.
Red Faction Guerrilla ha mejorado respecto al título original, y es que la renovación gráfica es notable desde el minuto uno, con unas texturas que han sido rediseñadas para poder jugar al juego en 4K y a unas estables sesenta imágenes por segundo con pequeñas caídas muy puntuales que para nada empañan la experiencia. También han mejorado la iluminación y la renderización de sombras. Sin embargo, la estrella de esta remasterización es el remodelado físico, pues nunca una destrucción de edificios ha sido tan realista como en este juego y se nota el esfuerzo que ha puesto Volition, Inc en enriquecer la experiencia. Un buen ejemplo de ello es la destrucción de los puentes, los cuales caerán si se destruyen los soportes, o los edificios, que se derrumbarán si destrozamos una parte de la base. Como se ha dicho anteriormente, esto aporta una gran versatilidad a la hora de realizar las misiones, ya que nos permitirá escapar de campamentos militares enemigos reventando las paredes, derribando estructuras que exploten o caigan encima de los vehículos o soldados, cortar el paso para poder escapar, etc. En este juego es fundamental la destrucción de escenario, ya que las estructuras derruidas nos aportarán chatarra que nos permitirá comprar mejoras para nuestro personaje, ya sea una nueva armadura con mayor resistencia a los disparos enemigos, armas como el lanzamisiles o mejora en el número de cargas que puedes lanzar antes de detonar. La chatarra también se consigue realizando misiones, ya sean secundarias o principales.
Otro elemento muy presente es la conducción de vehículos, muy útiles para recorrer las enormes distancias del mundo abierto que nos plantea Red Faction Guerrilla. La variedad de estos es notable: están los vehículos pesados, más lentos, pero con mayor estabilidad; los ligeros que aceleran mucho más, pero tienden a volcar con mayor facilidad; los coches militares que vienen equipados con armas o los efectistas automóviles Marauders, entre otros tantos. El diseño de estos cambia según la zona en la que nos encontremos, pero su conducción es la misma. La gran variedad de vehículos no arregla lo aparatoso de un sistema de conducción tosco y exasperante que no ha sido modificado con respecto al juego original. Realizar misiones de transporte de vehículos o las escapadas de las bases enemigas es bastante complicado, en especial en mapas como Badlands, con repliegues constantes en el terreno que hará de la conducción un auténtico infierno.
Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered también incorpora los modos multijugador del título original y la expansión Demons of the Badlands. En lo que respecta al multijugador, los modos son variados, divertidos y funcionan bastante bien, sin problemas de conexión o caídas molestas de servidores. Tendremos, por ejemplo, los clásicos captura la bandera, combate a muerte individual o por equipos, el modo Siege en el que hay un equipo defensor y uno atacante que debe destruir estructuras… El principal problema del multijugador es el vacío de los servidores, algo singular para un juego recién salido al mercado, lo que nos ocasionará largas colas hasta poder encontrar una partida.
En lo referente a la expansión, Demons of the Badlands no está doblado al español, aunque si cuenta con subtítulos y tiene como principal característica el cambio de protagonista, al cual no revelaré por ser un destripe de la trama del juego base. Poco o nada aporta esta expansión a lo ya visto en el juego, lo que nos deja una expansión increíblemente corta que cuenta con apenas un par de misiones principales para enganchar con la trama de Red Faction Guerrilla y cuyas misiones secundarias tiene la misma función que las del juego base: rellenar el trozo mapa que se nos permite jugar.
En conclusión, no encontrarás aquí una historia a recordar, ni personajes memorables, ni un mundo abierto revolucionario. Tampoco es lo que pretendía Volition,Inc. Pero sí hay algo en lo que Red Faction Guerrilla destaca es en diversión, caos y destrucción. Perderse por el mundo para destrozar edificios y provocar el caos en las bases enemigas no tiene desperdicio, como tampoco lo tiene jugar los distintos modos del multijugador con amigos (o desconocidos) y es que, al fin y al cabo, ¿no es precisamente la diversión el propósito principal de los videojuegos?