No es algo extraño el ver a la industria del videojuego como algo cíclico. Los géneros clásicos vuelven, renovados, rejuvenecidos y adaptados a los nuevos tiempos. No se escapan de este fenómeno las aventuras gráficas, incluso las más clásicas, que nos permiten poco más que avanzar en una historia a través de simples conversaciones. Es el caso de Oxenfree, la primera obra de Night School, un estudio independiente que no duda en alzar una buena historia sobre el resto de componentes.
Oxenfree es un gran ejemplo de cómo hacer algo grande partiendo de algo muy pequeño. Su primera escena, toda una declaración de intenciones, nos pone en la piel de Alex, una joven a bordo de un ferry en dirección a Edward’s Island, una pequeña isla alejada de la costa oeste de Estados Unidos que servía, antaño, como base militar para asuntos clasificados. Sin perder el tiempo en presentaciones el juego escenifica rápidamente su simple argumento; un grupo de jóvenes que se reúnen para disfrutar de una noche en la playa con algunas botellas de alcohol en una antigua base militar, ahora casi desierta. El ambiente es misterioso desde el principio, pero la conversación entre los jóvenes rompe con la intriga y fomenta una aventura que se mueve entre lo familiar y lo sobrenatural, sin dar tregua a nada más, con unos ideales claros.
Con un aire a película de terror adolescente de los ’80, Oxenfreenos invita a recorrer la antigua base militar, desentrañando los misterios que oculta bajo la guía de presencias paranormales que se convertirán en el principal objetivo a nivel jugable. Y, sin embargo, parece que el juego (sin dejar de lado su argumento ni un solo momento) intenta involucrar al jugador en cada momento, no en su trama directamente, sino en el desarrollo de sus personajes. Y es que, mientras avanzamos por los diversos lugares de la isla, nuestros compañeros conversarán constantemente, ofreciendo tres opciones de respuesta por parte de Alex. Lejos de imitar el clásico sistema de karma de Bioware, las réplicas que se ofrecen no siguen una pauta. No existe la opción buena o la mala, sino la que Alex (akael jugador) piense en ese momento. Algunas influyen en la toma de decisiones pero no se siente que rompan con esa libertad que el título nos da desde el primer momento.
La inmersión que consigue esto en Oxenfree es brillante e impulsa al jugador a querer conocer más a Jonas, Nona, Ren y Clarissa en cada momento. Sin olvidarnos de Alex, por supuesto. El título no duda nunca en hablar de sucesos desconocidos para la persona que está al otro lado de la pantalla, ni en crear conversaciones en las que no se puede interactuar. Pero es precisamente esto, sumado a un excelente trabajo de sus dobladores, lo que hace que el juego resulte siempre tan natural.
Alejándose del mítico point & click, el apartado jugable de Oxenfreese basa en caminar, su sistema de diálogo y una radio que servirá para sintonizar emisoras capaces de interactuar con lossecretos que esconde Edward’s Island. A esto se suma un apartado técnico simple y minimalista pero que cuenta con una dirección de arte sobresaliente y sabe como hacer que el juego siempre resulte agradable a la vista. Su apartado sonoro resulta a su vez, cuanto menos, notable. Destaca el estilo de su banda sonora, en completa sintonía con los eventos del juego y sus efectos de sonido, que realzan cada una de sus escenas y hacen un perfecto trabajo a la hora de crear una sensación real de misterio.
En términos generales Oxenfree es una obra contemporánea capaz de traer la aventura gráfica clásica dinamizada con elementos actuales y un guión que derrocha originalidad, aún dejando claro la evidente influencia de las películas de terror adolescente de años atrás. Su jugabilidad simple se ve aderezada por los diálogos, que la mantienen siempre fresca y atractiva, aunque se echa en falta un mayor nivel de detalle en sus puzles y mecánicas. Sin embargo en Oxenfree prima la historia y es indudable que su estudio ha hecho un gran trabajo con ella, sin obviar sus apartados sonoro y artístico, que hacen de su experiencia algo mucho más absorbente. Si algo le pesa al título en cuestión es su escasa duración, que ronda las cuatro o cinco horas. No obstante, los secretos escondidos por la isla y las posibilidades que se abren al iniciar una nueva partida sorprenderán a todos aquellos jugadores curiosos que decidan aventurarse una vez más en su misteriosa historia.