Vivimos en unos tiempos donde prácticamente todas las semanas hay al menos un nuevo lanzamiento. Entre oleadas de novedades, es normal que se lancen juegos de los que no se hable tanto. Tal vez muchos de estos no merezcan ser recordados, pero lo bueno es que el tiempo deja las cosas en su lugar, y al final, por el boca a boca, se acaban rescatando verdaderas joyas que pasaron desapercibidas en su momento. Es el caso de NieR.
Personalmente, conocía de la existencia de este juego desde antes, debido a que llamó mi atención su conexión con Drakengard, y porque había llegado a mis oídos el polémico final de este, del cual, por motivos evidentes, no comentaré nada en este análisis.
Aún así, NieR no llegó a mis manos hasta unos años mas tarde. Cuando metí en la consola mi copia de este, no sabía que se iba a convertir en uno de mis videojuegos favoritos. Pero antes de empezar con el análisis de per se, continuemos con un poquito mas de contexto.
NieR salió a la venta en 2010. En Japón recibieron dos versiones, NieR: Replicant, y NieR: Gestalt, siendo Replicant la versión de PlayStation 3, y Gestalt la de Xbox 360. En occidente solo llegamos a ver Gestalt, bajo el nombre de NieR, siendo la versión de PlayStation 3 un port de su versión hermana para 360. Suena un poco lioso, pero podemos dejarlo en que la única diferencia entre ambas versiones es nuestro protagonista. En Replicant seremos un joven que tendrá que salvar a su hermana, y en Gestalt seremos un señor que deberá proteger a su hija. La edición de Gestalt se hizo pensando en el público occidental, con la idea de que el jugador medio de estas tierras prefería un héroe mas rudo y fortachón antes que un protagonista joven y guapetón. Menuda imagen tienen de nosotros allí, eh.
Yoko Taro, junto al ya difunto estudio de Cavia, nos trajo en 2010 un juego bastante particular. Como bien comentaba antes, Nier pertenece al mismo universo que Drakengard, un título que salió en 2004 para PlayStation 2. Una de las peculiaridades de esta franquicia son los múltiples finales, los cuales llevan a diferentes cosas. En concreto, NieR es una secuela directa del primer Drakengard, al igual que Drakengard 2. La diferencia principal es que son continuaciones de diferentes finales de este. Aún así, NieR se puede entender independiente del juego anterior, y aunque gane conocer este final y luego enlazarlo con los sucesos del juego que nos ocupa, podemos disfrutarlo de manera completamente independiente. Así que no os preocupéis, Drakengard fue un juego muy malo, no os perdéis nada.
Este título nos sitúa en nuestro mundo, en un invierno del 2049. Una misteriosa enfermedad ha arrasado con prácticamente toda la vida en el planeta. Unas extrañas criaturas han destruido todo y prácticamente no quedan humanos vivos. Controlaremos a NieR —aunque podremos elegir otro nombre para el—, un padre que cuida de su hija. Le cuesta enfrentarse a los monstruos, así que acaba teniendo que usar el poder de un misterioso libro que le concede fuerza y poderes para poder hacer frente a sus enemigos, y así poder salvar a su pequeña hija. Y entonces el juego da un salto al futuro. 1.300 años mas tarde, nos encontramos con una sociedad medieval. Seguimos llevando al mismo personaje y seguimos junto a nuestra hija. La sociedad ha crecido desde cero en este tiempo, y aunque aún quedan restos del pasado, como coches rotos, o fabricas abandonadas, la gente los consideran restos de una civilización antigua. ¿Qué habrá pasado aquí?
El mundo de NieR está repleto de secretos por descubrir. Pero vamos a hablar un poco sobre la distribución de este. Nos encontramos ante un juego de mundo abierto, que deberemos explorar a lo largo de los diferentes eventos que sucedan en la historia. No os esperéis un mundo gigantesco, el título nos trae un mundo pequeño, con una gran llanura desde la que se acceden a todas las zonas del juego, no muy diferente a lo que pudimos ver en su momento en The Legend of Zelda: Ocarina of Time, tanto en tamaño, como en distribución.
El paralelismo con Ocarina of Time no es algo que se haya dejado al azar. Nier se impregna en su diseño y mecánicas con referencias al medio del videojuego por todos lados, brindándonos momentos en los que la cámara se sitúa en un plano cenital, que nos recuerdan a juegos como Diablo, un trecho en una mansión embrujada que recuerda sospechosamente a la mansión Spencer de Resident Evil o incluso un tramo de plataformeo en 2D, como en Super Mario, Mega Man u otros cientos.
Pero hay dos géneros en los que Nier hace especial hincapié: Los Action RPG y los Bullet Hell. El combate de Nier es bastante sencillo, y no tardaras en dominar los cuatro combos que tiene, ni en descubrir que la lanza es el mejor arma con diferencia. Las mecánicas básicas del combate serán golpear y esquivar los ataques de los enemigos. Se quedaría en lo genérico si no fuera por el segundo apartado. Al principio de la historia, volveremos a conseguir ese libro del principio. Gracias a él, podremos tener acceso a una serie de magias. Desde el libro, lanzamos conjuros a nuestros enemigos. Tenemos bolitas, escudos… Hay una gran variedad, pero centrémonos en las primeras. Básicamente, si no estáis familiarizado con el termino, los Bullet Hell son juegos en los que deberemos esquivar cientos de proyectiles que nuestro enemigo nos lanza, mientras nosotros lanzamos otra cantidad abismal de estos. Pues metamos todo esto en una batidora y tenemos Nier, un juego donde deberemos esquivar cientos de proyectiles, mientras lanzamos otros cientos mas, y golpeamos a diestro y siniestro con nuestra arma. Suena mucho más complicado de lo que es, pero en realidad es bastante cómodo. Además, el juego no es especialmente exigente, así que no os preocupéis por eso.
En el apartado artístico nos encontramos con unos diseños realmente deliciosos. Personajes perfectamente caracterizados, rebosantes de carisma. Pero sin duda, lo mas destacable de Nieres su música. No me corto un pelo en decir que Nier viene de la mano de una de las mejores bandas sonoras de la historia de los videojuegos.
Parece que solamente tengo halagos de este juego. Me dejo muchas más cosas chulas en el tintero, que prefiero callarme por los spoilers. Pero Nier tiene donde rasparle, ya que por mucho bueno que haya dicho de él, es un juego que se aleja bastante de la perfección.
El combate es original, sí, pero le falta un poco de chicha para que sea divertido. Sin llegar a ser horrendo, como el de Drakengard, al final se resume en repetir el mismo combo roto para acabar con todos los enemigos cuanto antes. Ni llega a ser nunca un reto, ni llega a ser satisfactorio, solo un trámite que el jugador debe de superar para completar la gloriosa historia.
El juego se nota que no tenía mucho presupuesto. Solo hay que compararlo con Final Fantasy XII, lanzado en 2006 para PlayStation 2. Está bien, eso era una superproducción, pero era un título de la generación anterior al que tiene demasiado que envidiarle. El mundo se queda bastante pequeño y pobre, frente al titán que hizo Square Enix años atrás. Además, los modelos y las texturas no son una gran maravilla.
No comprendo el por qué de un sistema de niveles. Subir de nivel aumenta automáticamente las estadísticas y te va dando nuevas magias para equiparte a tu elección, pero nunca vas a notar la diferencia de tener más o menos nivel, a no ser que te enfrentes a principios de juego contra el jabalí, o la sombra grandota que hay cerca de la mansión. Sumado a que la mayoría de las magias que consigues son prácticamente inútiles y no las vas a necesitas, yo personalmente hubiese reducido esto al mínimo exponente, convirtiéndolo en un hack n’ slash sin subida de niveles, dejando las armas a equipar como única variable de estadísticas.
Otra cosa que no me termina de agradar es que muchas de las cosas que pasan en Nier te las explican en el Grimoire Nier, un libro que se quedo en Japón que incluye un popurrí de guía, databook y libro de arte. La historia básica se comprende, claro, y al igual que la conexión con Drakengard, todo aquel que se quiera enterar, tiene traducciones del libro en ingles por Internet. Pero me hubiese gustado que las cosas que se cuentan aquí se pudieran saber en el propio juego, aunque sea en forma de informes desbloqueables en misiones secundarias, o en post game.
Pero por encima de todo esto, hay algo más horrible: Nier tiene un minijuego de pesca.
En resumidas cuentas para ir cerrando ya, nos encontramos ante un juego de culto con unos personajes memorables. Tal vez sus mecánicas no sean la gran cosa, pero es una aventura de apenas unas quince horas. Así que pese a sus fallos, se deja de jugar. Diseños impresionantes y una increíble banda sonora convierten a Nier en un titulo imprescindible para un jugador que busque grandes historias.
Las verdaderas joyas acaban brillando con el tiempo. Cuando The Legend of Zelda: Wind Waker salió a la venta, mucha gente se quejó de él por su estilo cartoon, y con el tiempo, es uno de los Zelda más queridos. Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty fue odiado solo porque su protagonista no era Solid Snake, y a día de hoy la gente ha sabido ver que Raiden también tenia una historia interesante que contar. Y por último, Nier pasó desapercibido, pero Square-Enix ha vuelto a darle un empujón a la franquicia, y pronto tendremos NieR: Automata, una secuela directa de un título que, hasta hace unos años era desconocido. ¿Qué tal estará esta secuela? Eso en Europa lo sabremos el 7 de marzo.