Los juegos de TecnoSlave

Los juegos de TecnoSlave #18: Especial GOTYs 2018

Se acaba el año y con ello llega la avalancha de tops. Nosotros no íbamos a ser menos, así que varios miembros de la redacción hemos decidido comentaros cuáles han sido nuestros títulos favoritos de 2018. Si, tras leer, os quedáis con ganas de más, hemos ido añadiendo enlaces a nuestros análisis de algunos de estos juegos, ¡que en tan poco espacio no hay lugar para explayarse!

Assassin’s Creed Odyssey (Alberto Rey)

Assassin’s Creed es una de las franquicias más longevas y con más éxito de los últimos años. Tras visitar el nacimiento de la Hermandad de los Ocultos en el Antiguo Egipto de la mano de Amunet y Bayek de Siwa el año pasado, esta vez conocemos el centro del mundo en el 431 a.C. junto a Kassandra (canon en la saga) o Alexios en Assassin’s Creed Odyssey. Aproximadamente cuarenta y nueve años después de lo ocurrido en la Batalla de las Termópilas comienza nuestra particular odisea en la Antigua Grecia a punto de comenzar la Guerra del Peloponeso entre griegos y espartanos.

El título vuelve a lucirse usando el mismo motor gráfico que Assassin’s Creed Origins (AnvilNEXT 2.0) con un modo de combate más pulido y con nuevas mecánicas. Además, el mar cobra un mayor sentido al ser la zona más grande del mapa siendo su totalidad explorable con los cientos de ubicaciones submarinas que hay en el juego. También destacar que es el primer título de la franquicia que incluye decisiones, una inmersión completa al RPG y múltiples romances de toda índole en el mismo.

Assassin’s Creed Odyssey es la clara continuación hacia un producto mejor evolucionado y desarrollado que el juego anterior, llevándonos por un mundo lleno de guerra y color. Además, podremos conocer a mentes brillantes como Aristóteles u otros, como Cleón.

Por esto, Assassin’s Creed Odyssey se postula a ser uno de los mejores juegos del presente año 2018. Nada es verdad, todo está permitido.

Celeste (Arturo Valbuena)

Cuando jugué a Celeste a principios de año ya tenía claro que iba a ser uno de los candidatos a mejor juego del año. Era un título de plataformeo en dos dimensiones de esos que están pulidos a un nivel enfermizo, de los que harán las delicias de los fans más acérrimos de la obra de Edmund McMillen.

Pero si elijo a Celeste como mi GOTY personal no solamente porque lleve al plataformas 2D a su límite de calidad, sino porque va más allá. Celeste tiene una historia, una que está especialmente bien contada. El título de Matt Make Games traduce todas las mecánicas clásicas del plataformas como el salto o especialmente el dash al idioma narrativo y los utiliza para contar su historia, pero sobre todo para hacernos llegar su mensaje. Y es que estamos ante un título que trata el tema de la depresión, de la autoaceptación y de el valor que debemos tener para enfrentarnos nosotros mismos y a nuestros miedos. Nos mete en un mundo que, pese a ser demasiado fantástico como para poder encasillarlo en el realismo mágico, se siente muy cercano a nuestra realidad y está plagado de metáforas sobre sus temas principales.

Eso es lo que hace a Celeste tan especial, saber aunar un gameplay tan bien llevado con una narrativa sobresaliente sin que una desmerezca a la otra y sin que se sientan como elementos separados. Es cierto que la dificultad puede ser un gran impedimento para muchos, pero la perseverancia es uno de los valores que quiere transmitir la obra. Si yo he sido capaz de escalar la Montaña Celeste estoy seguro de que tu también podrás.

Dragon Ball FighterZ (Carlos Ramos)

Entre mis deseos de año nuevo se encontraba la creación del videojuego de Dragon Ball definitivo. La fusión entre unos gráficos fieles a la franquicia y un profundo sistema de combate. Mis plegarias no tardaron en ser escuchadas, Arc System Works publicó Dragon Ball FighterZ a finales de enero y puedo afirmar sin miedo a equivocarme que es el mejor juego de la famosa obra de Toriyama hasta la fecha.

Este título ha unido tanto a los amantes de la franquicia como a las de los juegos de lucha. Y esta es una de las claves fundamentales de su éxito. Ha logrado combinar a la perfección la espectacularidad de cada combate de Dragon Ball con una jugabilidad impecable, profunda y divertida. A su vez, cuenta con una comunidad activa y muy implicada con todo lo que ocurre alrededor del título. Además, se ha labrado un lugar en el evento internacional más prestigioso de videojuegos de lucha, las EVO.

Ofrece incontables horas de entretenimiento en las que te enfrentarás a numerosos rivales en su modo online, el cual es uno de sus pilares principales. Si preguntáis por sus modos en solitario, no tiene mucha que ofrecer más allá del frecuentemente visitado modo práctica, una historia aburrida y un modo arcade con una IA muy mejorable. En cuanto a su contenido descargable, cuenta con un pase de temporada que incluye ocho nuevos luchadores y, seguramente, se lanzará otro pase el año próximo.

El plantel de personajes es rico, variado y, lo más importante, los personajes son muy diferentes entre sí. Cada uno de ellos cuenta con su propia mentalidad a la hora de jugarlo y, aunque hay ejecuciones de combos básicos similares para la mayoría, cada uno aporta distintas sensaciones de juego.

En conclusión, Dragon Ball FighterZ no solo es mi juego del año, ni al que más horas le he echado, sino también mi videojuego de lucha favorito de todos los tiempos.

Dragon Quest XI (Van Cooper)

Dragon Quest XI es una de esas obras que calan. Llevo años jugando a RPGs y conozco todos los tropos. Y pese a que suelo sonreír al ver uno de estos en un juego clásico, cierto es que encontrarme con estos en alguno actual suele sacarme de lugar. ¿Dragones y princesas?, ¿un segundo mundo?, ¿los monstruos eran humanos?, ¿cuándo dices que nos subimos en la ballena voladora?

Dragon Quest es consciente de su nombre y de que porta la entrega número once de la saga, y no por ello se corta en traer la experiencia del rol mas clásica, pero servida en bandeja de plata. Soy incapaz de no sentirme como el crítico de Ratatouille, recordando tiempos felices al meterle un mordisco a este juego. Está servido a la vieja usanza, pero con las técnicas actuales. No hagáis caso a quien diga que Dragon Quest XI es un juego hecho a la antigua, no tienen razón. Solamente se quedan en la superficie, y tras eso, nos ofrece muchísimas mejoras de calidad de vida que no tenían los juegos originales.

Hablamos de un juego que rinde tributo a su leyenda. Sabe que crees que vas a jugar a un RPG clasicote y se disfraza, pero conforme avanzas empiezas a ver cosas y giros en el guion muy valientes. Jamás olvidaré Dragon Quest XI y su carismático grupo de personajes.

Solo espero que para la próxima entrega en consolas grandes no tenga que esperar catorce años.

God of War (Roberto Pérez )

Cuando pude disfrutar de God of War después de la incertidumbre que su presentación y los cambios a la jugabilidad de la franquicia traían a esta nueva y ambiciosa entrega, tenía mis dudas acerca del rumbo que tomarían las aventuras de Kratos. Ahora que el juego tiene un premio a mejor juego del año bajo el brazo, puedo decir que es uno de los mejores títulos disponibles en PlayStation 4 y también un ejemplo a seguir a la hora de revitalizar una antigua saga en algo nuevo y fresco pero que sigue manteniendo el espíritu original.

El juego nos presenta un sistema de combate mucho más personal, dejando un poco atrás el espectáculo de criaturas colosales, pero manteniendo ese nivel de adrenalina que nos enganchó en un primer momento a God of War, con un planteamiento más cercano al RPG de acción. La trama también ha madurado, haciendo hincapié en la aparente poca profundidad que un personaje como Kratos puede traer a la mesa, la nueva mitología nórdica (mucho más cuidada que la griega en todas las anteriores entregas) es una oportunidad única para contar la relación entre un padre y un hijo.

Sin duda God of War merece el premio GOTY de este año y será un juego que perdurará en la memoria de todos los jugadores que lo hayan disfrutado un largo tiempo.

The Mind’s Eclipse (Alejandro Serrador)

Todo lo que es el transhumanismo, la búsqueda del mejoramiento del ser humano, ha sido tratado durante mucho tiempo y desde distintos puntos de vista. La literatura, el cine, la televisión e incluso los videojuegos han dedicado una gran cantidad de recursos a hablar sobre el uso de los implantes en pos de mejorar las capacidades humanas, ya sean a nivel físico, psicológico o intelectual. Esto, en muchos casos, ha sido objeto de desgracias, pues muchas veces es complicado diferenciar dónde termina la humanidad, el fin de las emociones, y dónde comienza la máquina.

Juegos como System Shock 2 o Deus Ex son algunos de los más sonados a la hora de relatar esta problemática. Ahora tenemos que sumar a este listado el no menos reseñable The Mind’s Eclipseuna suerte de viaje distópico en forma de novela visual y amparado en la búsqueda de la verdad. Si bien, al contrario que otras obras, aquí no hay nada que podamos hacer al respecto, ya que somos espectadores de una sociedad caída en desgracia. Tanto es así que el uso del blanco y negro en idéntica proporción para dar forma al mundo donde nos encontramos representa ese descenso de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Sea como fuere, The Mind’s Eclipse no es solo una crítica sonora al uso desmedido de la tecnología, también tiene tiempo para abrazar el drama en pos de ofrecer un relato más íntimo y personal, el cual que alcanza su punto álgido en los compases finales de la aventura. Así pues, que el género y sus limitaciones inherentes no os lleve a equívocos, porque explorar la estación The CORE es una experiencia sumamente enriquecedora.

Monster Hunter World (FranPilgrim)

Aún recuerdo cuando aprovechando la oferta de mi videoclub alquilé Monster Hunter 3 Ultimate y Animal Crossing: New Leaf. Obviamente pensaba darle un tiento a los dos, pero mis esperanzas estaban totalmente depositadas en ser el mejor cazador de monstruos durante ese fin de semana. El resultado, sin embargo, fue que acabé siendo un alcalde estupendo y teniendo un pueblo que ya querrían muchos. ¿Por qué este cambio tan brusco? Fácil, además de las obvias bondades de New Leaf, el problema fue que Monster Hunter 3 Ultimate no me invitaba a querer jugar. Ni los juegos posteriores a él. Algo que no solo me pasaba a mí, sino a muchos, pese a que la saga tuviese una comunidad muy dedicada. Capcom, parece que se ha dado cuenta de esto, y al fin ha sacado un título que invita a veteranos y atrae a nuevos jugadores a la saga, Monster Hunter: World.

El núcleo jugable sigue siendo el mismo que toda la saga: cazar monstruos, y cuanto más grandes, mejor. Sin embargo, la jugabilidad, ha recibido grandes mejoras en cuanto a “quality of life que hacen que salir a la caza de estos sea mucho más satisfactorio. Moverse por el Nuevo Mundo es una delicia, incluso para ir a recolectar plantas o minerales. La narrativa queda relegada a un segundo plano en favor de la jugabilidad, dedicándose a presentar cuál será el siguiente monstruo que nos tocará cazar. Esto es todo un acierto, que ayuda a que el ritmo no baje nunca durante muchas horas.

Los encuentros con los monstruos destacan en espectacularidad y dureza al igual que sus hábitats. Todo esto más su multijugador centrado en el cooperativo (clásico en la saga) y las muchas actualizaciones de contenido, han ayudado a que Astera y su cantina sean casi mi segunda casa este año, además de mi GOTY.

Red Dead Redemption 2 (Luis Sevilla)

60 minutos. Ese es el tiempo que transcurrió de manera inconsciente durante el momento que se ha convertido en mi razón de peso para recomendar Red Dead Redemption 2. Una hora que sitúo por encima de su apartado gráfico, la historia, sus protagonistas (aunque esté relacionado), esos detalles que rozan lo enfermizo y el esfuerzo titánico que no pocas horas ha costado a sus trabajadores para lograr meterte de lleno en el Viejo Oeste de Rockstar Games. También, una hora que me permite perdonarle al título lo inestable de su ritmo a lo largo de los capítulos, la dilatación de parte de estos, el elevado porcentaje que consume la experiencia solo en introducirnos en su mundo o que Arthur, pese a ser un buen personaje, no deje de estar atado a una evolución predecible. Una sensación que comienza a acompañarte cuando ya son varias las decenas de horas que has pasado en la piel de Morgan: no es inmersión, es pertenencia.

El campamento, tu familia, vuestra vida. 60 minutos en los cuales no sentía la necesidad de abandonar esa caravana, el siguiente paso tras las acampadas entre hermanos de Final Fantasy XV. Despiertas, te afeitas, usas gomina para adecentar esos aires de mala bestia que arrastras y sales de tu tienda para observar cómo poco a poco cada miembro de la banda inicia sus rutinas. Tiene un punto extraño que Rockstar Games, empresa a la que no asocio cara o miembro alguno, como si de una máquina perfecta funcionando sola se tratara, logra que me importe cada uno de los forajidos de Dutch Van der Linde. Saludas y te aproximas a ellos para intercambiar unas líneas, te sirves una taza de café y llevas eso del roleplay con cariño al sentarte junto a Sadie y Tilly a beber antes de que el Sol se alce.  Javier o Charles te invitarán a salir de pesca, pero antes ayudas con el heno de los caballos, unos sacos para Pearson y compruebas que Jack, el hijo de Marston al que quieres como a un sobrino, se encuentra bien (y ahí lo tienes, leyendo con Hosea).

Si dicen que Link tiene en su casa de The Legend of Zelda: Breath of the Wild el vínculo que lo sujeta a Hyrule y sirve como uno de los motores para luchar,  la pertenencia del jugador a esta banda es una de las razones por las que Red Dead Redemption 2 merece ser jugado.

The Red Strings Club (Iván Lerner )

Este año ha sido uno bueno para el videojuego español. Obras como The Red Strings ClubCrossing Souls o el reciente GRIS han conseguido hacerse notar en la esfera internacional (curiosamente todos a través de la editora Devolver Digital). Si bien es verdad que aún nos queda mucho camino por andar, para cerrar el año quisiera hablar del primero de esos títulos, que nos vino de la mano de Deconstructeam.

Ya hablé del título cyberpunk cuando salió, e incluso entrevisté a un miembro del equipo, pero aquí hemos venido a dar versiones resumidas de por qué estos son nuestros lanzamientos favoritos del año. Y es que a The Red Strings Club no le faltan razones para aparecer en esta lista.

El juego está basado en 3 prototipos distintos que poco tienen que ver entre sí jugablemente hablando, pero que consiguen encajar majestuosamente gracias al guión que las une. El título de Deoconstructeam tiene sistemas y mecánicas, pero su enfoque principal es el narrativo, y eso lo hace de maravilla.

El grueso del título viene a modo de responsabilidad, pues estará en nuestras manos tratar varios dilemas morales frente a personajes que no son tan malo como parecen y que, además, se esforzarán al máximo para demostrarnos que nosotros tampoco somos unos seres de luz. Las sociedades distópicas generalmente cuentan con dilemas, pero rara vez suelen aplicarse a tantos contextos como en el título. Es realmente refrescante poder sumergirnos en una historia no busca solo la ambiguedad puntual, sino llevarnos a debates con verdaderas dimeniones.

Las cosas, desde luego, no son tan absolutas como podemos creer, y The Red Strings Club no se corta a la hora de recriminarnos esto.

La última entrega de Los juegos de TecnoSlave se acaba, y el año 2018 también. Desde TecnoSlave queremos desearos un feliz fin de año y un comienzo aún mejor para 2019. ¡Nosotros seguiremos aquí!