Bochornoso el espectáculo de ayer. Bochornoso. Eran las 10 y pico de la noche y acababa de volver a casa después de trabajar. Una de las primeras cosas que hago, como todo buen cochino millenial es encender mi ordenador. Me esperaba una noche de juegos, redacción y alguna que otra apacible charla por Twitter, ¿no? PUES NO.
Al acceder a la polarizada red social me encuentro con un asunto que podría definir como fangoso. Se habla de indignación, se habla de manipulación, se habla de «feminazis». ¿Qué estaba pasando? Pues bien, para los que no os hayáis enterado, ayer TodasGamers publicó un artículo sobre el papel de la mujer en la prensa del videojuego. Suenan las alarmas, claro. Pero, ¿las de quiénes?
Ante todo quisiera dejar clara una cosa: se habla mucho de que hay inclusión en la industria del videojuego, pero en su gran mayoría esto solo lo hacen señores. ¿Por qué? Porque es el discurso que les interesa mantener, ya sea de manera intencionada o inconsciente. Porque la autocrítica de verdad implica cambio, y este saca de su zona de confort a las personas acomodadas en sus puestos seguros. Y esto no solo se aplica a la hora de desarrollar videojuegos, sino que salpica a todo el ecosistema que rodea a la industria que tanto queremos. O que decimos querer.
Y es que sí, hay mujeres en esta, pero son una minoría. Si nos centramos solo en la parte de producir juegos, la gran mayoría de los trabajadores son hombres. Se habla mucho de que las mujeres no solicitan ese tipo de puestos de trabajo. ¿Y sabéis qué? Es normal que no lo hagan cuando se les va a exigir más solo por su género. Sí, a los hombres también se nos critica, pero no se es más duro con nosotros por el mero hecho de ser hombres. Términos como «chupamandos», «gurrrrrlgamer», y demás existen solo para ridiculizar a la mujer y negar el valor de sus gustos. Para echarlas de lo que se considera que no es su territorio.
En el caso del artículo que desató este huracán de mierda, se ha extendido la interpretación de que antes no había mujeres escribiendo. ¡Qué conveniente poder tachar a la autora de desinformada, además de insinuar que está restando visibilidad a otras compañeras que llevan años luchando en su profesión! Si alguno de los que mantiene esto me está leyendo, quisiera dedicarle unas pequeñas palabras: mira, macho, no te lo crees ni tú. El fragmento original que ha dado lugar a tanto disfrute de aquellos que quieren invalidar al artículo dice lo siguiente:
Cuando yo fundé esto no había mujeres que escribieran sobre videojuegos. No. No las había. Era algo que no paraba de oír como un mantra.
¿Quién no ha oído hablar del típico «tits or gtfo»? ¿«Las mujeres no existen en internet»? Sí, cuando TodasGamers se fundó existían mujeres que escribían, eso es obvio. Lo que quiere transmitir esta pequeña frase (a la que tanto os habéis acogido para desprestigiar a una autora que viene hablar sobre su experiencia) es que se las trataba como si no existieran. Que se negaba su participación y estaban invisibilizadas.
Desde la fundación de TodasGamers, he visto cómo ha ido creciendo. ¿Es porque recién han empezado a interesarse por el medio? No. Es porque han visto un lugar seguro en el que poder escribir sin que se las ningunee, sin que se las cuestione y en el que poder expresarse sin ser delimitadas por un sistema que las usa como reclamo o falso estandarte de una lucha en la que no se está participando.
Sinceramente, entiendo que las mujeres quieran alejarse de los medios. Entiendo que no quieran asistir a mesas redondas. Entiendo que no les apetezca estar en reuniones. ¿Para qué hacer todo eso a sabiendas que son espacios abiertamente hostiles para ellas? Si por contar sus vivencias personales van a ser atacadas durante horas por «señorérrimos» en redes sociales, ¿de verdad alguien se cree que van a tener ganas de salir de sus espacios seguros y aventurarse hacia esta jungla de prejuicios y actitudes que solo buscan quitarles valía y «ponerlas en su lugar»?
No os hace falta leerme a mí, la palabra de muchas mujeres que han padecido todo esto debería tener más peso. Debería, pero para un gran colectivo no es así. El mismo discurso hecho por un hombre tiene más impacto porque a la mujer se la ningunea cuando se queja. Eso sí, cuando este grupo encuentra a una sola que esté de acuerdo con ellos, esta es usada como estandarte de la causa antifeminista. «Mirad, aquí hay una señora que dice que eso no es así, sois unas exageradas» exclaman, orgullosos de haber encontrado una manera de justificar su discurso.
Medios como TodasGamers y Terebi Magazine son necesarios. Asociaciones como FemDevs y Women in Games son necesarias. Darles visibilidad también es necesario. Y sí, señores, cuestionarse por qué existen, qué ha llevado a esta situación y pensar en nuestro papel dentro de todo esto también es, en efecto, necesario.