En la actualidad muchos títulos se lanzan cada día en las plataformas de videojuegos y en las estanterías de las tiendas. La avalancha es real, tanto que varios estudios y reportajes han contabilizado el número de juegos que se intentan abrir paso y las cifras hablan por sí solas Nuestras bibliotecas acumulan obras y la ansiedad empieza a invadirnos cuando apenas hemos probado los grandes de 2018 y ya tenemos a la vuelta de la esquina las promesas de 2019. La locura, con forma de billete de euro, nos persigue.
En estas nos topamos con la necesidad de recrearnos en esas atractivas experiencias y a poder ser en su salida. No deseamos destripes ni ser los últimos en catar el bombazo de turno si podemos escoger. Al margen de si nos gusta o no la propuesta, anhelamos vivirla por nosotros mismos y analizarla antes siquiera de asimilar los anteriores juegos con la frase The End. Nos vemos arrastrados al siguiente, sin pararnos a meditar si nosotros escogemos realmente solapar intensidades, las cuales están derivadas de producciones de un nivel nunca visto antes en la historia de los videojuegos, o no.
Aquí estamos, en un lugar y en un momento donde es simple acceder a millones de títulos. Pero, ¿qué pasaría si decidiésemos marcar nosotros el ritmo? Como jugadora yo sí di el paso: juego a lo que quiero cuando quiero. La espiral de vicio y noches en vela no me supera en nivel porque una servidora ya lleva 20 años entrenándose. Nadie mejor que yo para saber si un lanzamiento presente puede colmarme tanto como uno de mis pendientes desde hace años. Por eso, si necesitáis algunos motivos para tomar este extraño camino, os puedo explicar qué me ha aportado haberme salido de la norma.
Pago uno y me llevo dos
No es broma. Si algo estoy viendo cada vez más es que con esperar unas semanas un título de lanzamiento puede reducir su precio hasta la mitad. Ojear comercios, páginas webs y aplicaciones de compra de segunda mano ayudan. También las tiendas online de las plataformas y, por extraño que parezca, adentrarte en los hipermercados. Cuando un juego ha salido al mercado, cuanto más tiempo pase más suele bajar por lo general. Sobre todo si ha sido un título sonado y que gran parte de la población lo ha adquirido el primer día, se lo ha jugado en un fin de semana, y lo ha vendido para comprarse el siguiente. La paciencia ayuda a ahorrar y a conseguir auténticas gangas que permiten que los bolsillos no tan pudientes juguemos. A fin de cuentas, una gran obra nunca pierde su valor.
¿Es un pájaro, es un avión… O es una decepción?
Has pasado los últimos 5 años siguiéndole la pista a ese título. Te sabes de memoria los tráileres. Sigues sus cuentas oficiales en las redes sociales. No paras de actualizar la página web del juego y te quedas de madrugada para ver al completo las citas de la industria con la esperanza de que aparezca cualquier detalle o una fecha. Cuando lo hacen, te subes a la cresta de la ola del hype junto a otras miles de personas. La intensidad crece hasta que te lanzas el día de lanzamiento a por él. Entonces juegas y te das cuenta de que la emoción no te la quita nada ni nadie, pero hay un vacío que no te esperabas. Además, estás tan inmerso que no acabas de saber el porqué. ¿Os suena? A mí me pasaba. Hasta que me di cuenta de que hay muchos factores que influyen en ello. Las mastodónticas campañas de marketing, un título que no está a la altura de las expectativas, fallos catastróficos en su funcionamiento, nuestra situación emocional… Por eso antes de comprar un juego me informo y espero a que la adrenalina baje. Así puedo juzgar la obra por aquello que me ha aportado realmente y no estoy atada a una posible sensación falsa.
Teorías y conspiraciones
Si tu grupo de amigos y conocidos está en la misma franja de edad es algo interesante de percibir, porque los años y las experiencias nos transforman. La visión que tenías a los 22 años no es la misma que tienes a los 35, y eso ayuda a hallar una profundidad distinta en los títulos que jugamos. Como obras que son, los juegos pueden decir mucho si rascamos un poco. De igual forma, ha habido tiempo de que un gran público haya accedido al título y con sus sensaciones hayan formulado teorías fascinantes. No es raro ver aún descubrimientos de juegos de hace 20 años. O reformulaciones de la narrativa. Si os gustan los puzles y darle vueltas a lo que descubrís en los títulos, es vuestro motivo estrella.
Estrés no, gracias
Mi ritmo de vida ha cambiado drásticamente con los años. Al principio me sentía culpable por no dar cabida a todos los juegos que debía. Las preguntas sobre si ya me había pasado el título que salió ayer o las caras de asombro por confesar que había descansado en vez de pasarme el final de uno, que tenía pendiente desde hacía una semana, me atormentaban. Dejé de dormir y la ansiedad me acompañaba a todas horas, pero seguía sin conseguir ponerme al nivel de otras personas. Al final lo que era mi ocio se convirtió en obligación y hastío. Y ahí paré. Entendí que los juegos están para disfrutarlos, no para odiarlos. Menos aún para empeñar mi salud. Rehice mis prioridades, me creé una lista de pendientes y organicé mi tiempo lo mejor que supe. Soy como el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas y moriré siéndolo, pero hasta me doy espacio para asimilar cada título que finalizo. Incluso escribo algo sobre ellos. Lo que me importa es seguir viviendo aventuras.
¿Y tú de dónde has salido…?
Las temporadas de lanzamientos se alargan y no vemos fin a la cantidad de títulos que nos llegan. Como conclusión, eso solo puede conducirnos a que no estamos capacitados para estar al tanto de todos y cada uno de los juegos que salen cada día. No al menos con el mismo cariño que si el número fuese infinitamente inferior. Incluso muchos títulos nunca tienen la oportunidad de darse a conocer porque grandes producciones se anteponen y lo abarcan todo. Si no tenéis prisa pero sí ganas de darle uso a vuestra consola u ordenador, el truco está en fijarse bien qué propuestas hay cada día. A veces podréis hallar tesoros que serán vitales para vosotros/as y a menudo estaréis ayudando a desarrolladores independientes o pequeños.
Subiendo de nivel
Que levante la mano todo aquel que se haya comprado un juego de salida para, a los meses, soltar la lagrimilla cuando sale la versión extendida/completa/mejorada/coleccionista del susodicho. Lo increíble es que encima sale a mejor precio. Tú ya tienes esa versión básica que tanto te costó, pero la tentación está ahí. Cambiarías esa caja metálica por el contenido descargable. ¿Y qué me dices cuando se remasterizan los títulos? Si es un salto entre generaciones de consolas muchas personas acaban vendiendo la anterior por un precio irrisorio y comprándose la nueva. A veces vale mucho la pena, no digo que no, pero otras no tanto. La buena noticia es que algunos jugadores (yo) abrazarán ese título de segunda mano y ampliarán su colección porque les da igual lo bonito de las cinemáticas hiperrealistas. Lo que quieren es tenerlo barato para disfrutarlo y les has dado la oportunidad. No todo el mundo puede salir ganando. Adiós, dinero.
Sueños de juventud
Soñaba con jugar Golden Sun desde que en mis revistas de infancia y adolescencia se anunciará. También quería una Gameboy Advance, una PSP e infinidad de títulos que ya nadie recordaba a excepción de los nostálgicos. No ha sido hasta los 28 que he conseguido hacerlo. Un hito, porque encima de salirme barato, verlo desde mi perspectiva de juventud y no tener prisa por confesar que me lo había pasado, he cumplido mis sueños. Tengo más pendientes y poco a poco, con constancia y rebuscando mucho, he encontrado joyas que he añadido a mis posesiones. La satisfacción de hacerte con un título que llevas años deseando jugar no tiene precio. Esa ilusión que te recorre al tener la libertad de comprarlo y echarte las horas que hagan faltan es enorme. Encima, si todo va bien, será la herencia de la próxima generación de la familia.
Bugs: estás con ellos o contra ellos
Parche aquí, parche allá. Así te ves el día de lanzamiento del título del año. Nada más insertarlo en la consola ya tienes pendiente un peso pesado. Una tila o una cerveza van bien, pero ya os digo que no son el remedio. Aún así, y después de la frustración de haber de esperar horas, accederás al juego y… Pillarás. Sabes que pillarás caídas de framerate, un bug que te haga volar por los aires o un pantallazo negro. Con las crisis y los tiempos de entrega cada vez más asfixiantes, testear es algo vital que las empresas tienden a recortarlo. Por lo que ahí te ves, con días por delante hasta que la desarrolladora saque el siguiente parche para esperar al otro. Tienes suerte si aún con los problemas puedes jugar sin grandes dramas. Al final instalar un título inicia un ciclo sin fin que nunca finaliza, pero que es menos agotador si es de una vez. Y eso pasa si la obra se ha asentado en las plataformas, es decir, si ha pasado el suficiente tiempo.
De manera que cuando volváis a lamentar no haber jugado a todos los títulos del año antes de que acabe, pensad en las ventajas de posponerlo. Pero específicamente en lo que vosotros/as queréis. Sois quienes marcáis el ritmo al que os queréis mover y hacia dónde lo hacéis. Porque sean juegos de estreno, clásicos, indies o vuestras creaciones, la esencia es la misma: deleitarse con la vasta riqueza del videojuego. Títulos y ganas nunca nos van a faltar, y ojalá que siga así durante muchos eones.