Algo que nos gusta hacer a todos en los city builder es pararnos a contemplar la ciudad que hemos creado con tanto esfuerzo. Después de haber empezado con unas pocas casas y tras tantas horas dedicadas a convertir ese pueblucho de mala muerte en una urbe, siempre es satisfactorio recordar los orígenes y pensar en todo lo que hemos pasado para llegar aquí.
Eso no pasa en ISLANDERS.
El nuevo título de Grizzly Games es un city builder atípico. Incluso podríamos decir que no pertenece exactamente a este género. Tiene elementos de puzzle y de roguelike, pero no es ni lo uno ni lo otro, haciendo que de algún modo se sienta único en su propuesta.
Pero vayamos por partes. Hay algo que resalta sobre lo demás la primera vez que posamos nuestros ojos sobre ISLANDERS: su estética. La estética de la obra va más allá de su apartado visual, y su banda sonora también acompaña excelentemente a los gráficos en sus intenciones. En el banner promocional de ISLANDERS podemos leer “A minimalistic city builder“, lo que encapsula bien lo que quiere ser este título. Todo esto está muy bien pero ¿Qué quiere ser ISLANDERS?
La pregunta se responde nada más ponernos a los controles del título. ISLANDERS quiere ser el city builder más chill de la historia. No hay recursos ni ramas de mejora para desbloquear edificios, solo tu isla y tú. Las sensaciones que transmite son de paz y calma, y sus colores y canciones nos transportan a un lugar casi idílico donde podemos escuchar el sonido de las olas mientras estás tumbado en la playa. Su simpleza no hace más que ayudar a estas sensaciones, ya que no tendremos que estrujarnos especialmente el coco para seguir avanzando.
El funcionamiento del título a nivel mecánico es curioso a la par que simple. Su sistema se basa única y exclusivamente en puntos. Los puntos se consiguen al colocar ciertos edificios al lado de otros. Hay combinaciones que hacen más o menos punto y también hay edificios que restarán si los ponemos cerca de donde no deben. Por ejemplo, no es aconsejable colocar un jardín al lado de un aserradero.
Aquí es cuando entra la vertiente roguelike del título. Las partidas de ISLANDERS terminan. Cada vez que comienzas una partida vas a empezar de cero en una isla nueva, pero la obra está hecha de una manera en la que en algún momento no vas a poder seguir construyendo debido a la falta de espacio en tu isla, por lo que tendremos que ir mudándonos de una a otra hasta que termine la partida. El modo de hacer esto es consiguiendo puntos, cuantos más puntos tengas más podrás avanzar, ya que cada isla nos pedirá una cifra que tendremos que alcanzar para mudarnos. Si llega un momento en el que no tenemos puntos para irnos a otra isla ni seguir construyendo en la que ya tenemos la partida acabará.
Esta decisión aporta dinamismo a un título que parece no necesitarlo, pero al ser tan limitado en las construcciones que podemos edificar, hace que nos entren ganas de volver a intentarlo una vez más para superar nuestro récord personal. De esta manera se alarga la vida de un título que perdería la gracia en menos de dos horas. Y la fórmula funciona mejor de lo que suena. Una isla tarda en llenarse de edificios unos veinte o treinta minutos, pero yo le echado más de 20 horas a ISLANDERS.
La conclusión de todo esto es clara: jugad a ISLANDERS. Tanto si sois amantes del género como si no, el título os enganchará. Tiene ese toque innovador para atraer a los veteranos que quieran alcanzar la máxima puntuación en el ranking mundial. Su precio es muy reducido, y también es probablemente el título más accesible que he probado de este género para no intimidar a los que estén más bien fuera de la propuesta de títulos similares. ¿A qué estáis esperando para jugarlo?