Si hay un elemento vertebral que une las piezas que erigen la magnífica obra que es Hyper Light Drifter, ese es la dificultad. Hablar del título es hacerlo de la lucha incansable, y a ratos insaciable, desarrollada por Heart Machine, y que rompe cualquier barrera establecida. Su historia, urdida entre gráficos apabullantes, de reminiscencias pasadas y ancladas en los 8 bits y 16 bits, y su apartado sonoro excepcional y anímico, compuesto por Disasterpeace, ostentan el poder de expresar sin encorsetadas palabras que aclaren su naturaleza. Unas potentes animaciones harán las veces de bienvenida a un universo en el que la decadencia, la muerte y el lastre de civilizaciones perdidas laten a un ritmo perverso.
Aquí no tienen cabida los característicos héroes a la vieja usanza. El protagonista de Hyper Light Drifterno es un ser plagado de providentes aptitudes para la batalla. En realidad, una terrible y misteriosa enfermedad golpea su cuerpo y su esperanza de vencerla parece residir en una lejana ciudad. Así, su vitalidad dista en exceso de ofrecer una ventaja en el combate, aunque la destreza de este misterioso personaje con la espada de energía y la pura valentía, que conoce quien sabe que solo le queda mirar al horizonte, son valiosas. Abrirse paso entre los peligros del título es penoso, pero no absolutamente inalcanzable. A menudo la estrategia y el uso de múltiples armas y movimientos combinados, en especial el llamado Dash, resolverán los rompecabezas que, de estar en el título, son el jefe final de cada sección.
El errar de este título de rol de acción 2D es cautivador y seductor. Nobles y devastados escenarios engullen al protagonista, el Drifter, y están resueltos espléndidamente. Perderse es en sí un gozo, aunque también una obligación para hallar y descifrar la gran cantidad de secretos camuflados en cada paraje y aumentar las opciones de mantenerse con vida. Ocultos y agazapados, los territorios susurran historias entre las ruinas que visitaremos para conseguir las piezas indispensables y conectar las torres que nos den vía libre a aquello que buscamos. A pesar de ello, no es lo único que descubrir: monolitos que reaccionarán al personaje, chips de mejora, trajes especiales y puertas atractivas nos incitarán. Investigar en este caso es un quehacer laborioso que dobla la duración del juego: de las 8 horas en su versión directa a las 15 o 16 horas al completo.
Desde el inicio de Hyper Light Drifter: Special Edition, la ciudad central nos acogerá en su seno como el forastero que somos. Venido de una tierra lejana, no compartimos idioma ni costumbres con los pocos habitantes que subsisten en mitad de cuatro demarcaciones. Lo poco que descubriremos, aquí y allí, serán relatos en forma de imágenes que algunas almas caritativas o desesperadas tendrán a bien comunicarnos. La poca ayuda que recibamos la pagaremos en las distintas tiendas con los chips amarillos que recopilemos en los combates decisivos del título. La venta es universal y podremos hacernos con mejoras para las armas, movimientos especiales y aumentos en el número de bombas o curas que cargaremos. Pero no subiremos el máximo de vida del protagonista ni nos haremos más fuertes. En cada batalla dependemos únicamente de nuestra habilidad.
En este ir y venir libre, unos teletransportes facilitarán el viaje entre el centro del mapa y los que activemos según marchemos en los territorios. A fin de cuentas, para conquistar la meta de Hyper Light Drifterel jugador ha de dominar la velocidad, el patrón de los enemigos y las diversas armas con sus respectivas evoluciones. Pensar y probar hasta localizar el punto de flexión del adversario costará vidas. Muchas, a decir verdad. Ese sentimiento de frustración y desencanto, determinado por una colección de ingredientes, favorecerá al título y no al cansado viajero. Si bien la edición especial del juego, distribuida por la experimentada Abylight Studios, corre a unos espectaculares 60fps en Nintendo Switch, fallos de rendimiento restarán en combates contra muchos enemigos o jefes, en los cuales prima la celeridad. Explicado de otro modo, la curva de dificultad aumenta a un ritmo desbocado contra el que cualquier factor fuera de la operación se lleva por delante el equilibrio entre el reto y el mensaje implícito, origen de su jugabilidad.
A pesar de ello, la joya que es Hyper Light Drifter: Special Edition no se desluce ante nada y aprovecha su retorno para agregar un listado de extras que amenizan la versión. Específicamente, un nuevo atuendo y dos armas inéditas y el desmedido desafío Tower Climb. Adheridos a la valiosa puesta en escena de Abylight Studios, redondean un título de píxeles francos y vivaces. No en vano Alex Preston, desarrollador principal de la obra, definió a su retoño como la sabia combinación de los clásicos The Legend of Zelda: A Link to the Past y Diablo. En cambio, el trasfondo personal que otorga personalidad al juego no se halla tan lejos, pues de Preston y su enfermedad cardiológica emerge la raíz; el nutriente, por el contrario, se elabora en el boscaje de la película Nausicaä del Valle del Viento (Studio Ghibli).
En su integridad, Hyper Light Drifter: Special Edition encumbra el estoicismo y lo dificultoso no sin antes haberlos dotado de un pretexto y de múltiples paradigmas universales. Es irrelevante el contexto en el que se establezcan, pero no gratuito. En sí, el quid de la cuestión narrativa permutará para el receptor de tal indagación —el jugador—, responsabilizándolo de la aceptación de un relato u otro una vez la pantalla indique el final. Despejar la incógnita de cuál es el modo de superarlo es la insoportable labor que te asfixia al iniciar partida. A fin de cuentas, conquistar aquello que está lejos de nuestro alcance no es confortable ni cómodo porque, ¿hay algo más arduo que luchar contra una mortal enfermedad?