Forgotton Anne

Forgotton Anne, enfrentándonos a nuestros dogmas

Tengo una cantidad bastante vergonzosa de calcetines sin pareja. No, no es que sean desafortunados en el amor, sino que, por alguna razón, siempre acabo perdiendo uno y no los dos. Me da rabia, eh, porque siempre me he preguntado dónde acaban. Vosotros, por otra parte, tendréis otra duda: “Iván, hijo mío, ¿a qué viene esta movida?”. No, no me he vuelto loco, pues esta es la premisa para la ambientación de Forgotton Anneun mundo poblado por objetos perdidos, una realidad paralela a donde va todo lo extraviado.

Forgotlings: así se denominan aquellos objetos que se separan de su dueño y van a parar a las Forgotton Lands. Aquí, un sistema de gobierno pseudototalitario se encarga de dividir a los recién llegados en función de su utilidad. Es decir, la división de clases en estas tierras está marcada por castas. Como no podía ser de otra manera, esto ha creado descontento entre la población y el título comienza con un atentado terrorista por una facción de forgotlings revolucionaria. Este es el detonante (ja) de la historia que protagonizará Anne, una de las dos personas que pueblan estas peculiares tierras.

Nuestra heroína (o no, a eso ya llegaré más adelante) forma parte del estamento más privilegiado del mundo en el que reside. Siendo la mano derecha de Maestro Bonku (el patriarca de estas tierras), su función es la de hacer cumplir el orden en las Forgotton Lands. Es, de hecho, gracias al puesto que ocupa que se verá obligada a enfrentarse a sus propias creencias en este viaje. Forgotten Anne nos habla sobre expandir nuestros horizontes, cuestionar nuestros dogmas y mirar más allá de nuestra propia conveniencia, y lo hace dándonos libertad para afrontar gran parte de lo que sucede en la historia.

Las peripecias de nuestra protagonista nos llevarán a tomar varias decisiones a lo largo de su viaje. Estas, de manera muy similar a lo que pasa en títulos de Telltale (aunque con menos florituras y de una manera más modesta), nos obligarán a posicionarnos muy a menudo. Decidir cómo afrontar las injusticias de un mundo que sólo hemos visto desde la comodidad de nuestra autoridad es una buena manera de ponernos en situación. Veremos cómo Anne evoluciona a la vez que su visión del mundo lo hace; aquí lo que más importa es que nos impliquemos en la odisea de esta chica. Eso sí, pese a que su núcleo sea narrativo, Forgotton Anne también quiere enseñarnos otras facetas en su jugabilidad. A la historia y las decisiones hay que sumarle algunas unas mecánicas de plataformas y bastantes acertijos.

Todo esto está muy bien sobre el papel, pero las virtudes del título se ven empañadas por sus defectos.  Algunos de ellos son algo menores, como el hecho de que el plataformeo tenga un sabor tosco, o que algunos puzles puedan parecer poco intuitivos, pero otros peros son más grandes, y tienen que ver con el corazón de la obra: su historia y la forma en la que participamos en ella. Está muy bien poder participar del desarrollo de la trama con nuestras decisiones, pero durante toda mi partida nunca me pude quitar la sensación de que las decisiones tenían como matiz el ser la mala o la buena. Unas cuestiones y puntos de vista más grises encajarían mejor con una historia de este calibre, haciendo que acompañemos a Anne en su conflicto. Para ella esto es un proceso que cambiará la forma que tiene ver el mundo. Para mí, como jugador, se trató de un obvio trámite para decidir qué tipo de final quería cocinarme. Cuando escribí sobre The Red Strings Club, este fue uno de los apartados que me enamoraron del título, pues nos ponía contra las cuerdas para cuestionar nuestra lógica. Por otro lado, Forgotton Anne parece casi condescendiente en su ingenuidad, haciéndonos elegir entre el bien y el mal, sin casi ningún ejemplo con peso de complejidad moral.

Además de eso, la trama del propio título nos trae unos dilemas que luego son dejados de lado para centrarse el tumulto de la protagonista. El concepto de un mundo de castas es muy interesante, pero queda relegado a villanos y bonachones. Esto sucede tanto a la hora de interactuar con la historia como en la propia trama, dejándonos con un villano que cabe perfectamente en el arquetipo de “malo porque está triste”. Entiendo que quizás adentrarse más en estos temas pueda quitar el foco de donde los desarrolladores querían centrar la acción, pero me parece que crearon un mundo muy interesante para desaprovecharlo con una historia y unos personajes a los que les faltan varias capas de matices. Esto se ve agravado por la naturaleza de los acontecimientos presentados y todas las vivencias anteriores del elenco presentado.

Pese a sus claros problemas, Forgotton Anne no deja de ser una experiencia interesante. Su estilo artístico llamará la atención de aquellos que quieran probar algo diferente, mientras que sus sistemas e historia, pese a ser una oportunidad perdida, no son para nada malos. Quizás mi mayor tropiezo hayan sido las expectativas que puse en el título tras enterarme de su premisa, y eso me dice que puede resultar más que disfrutable si uno se adentra en él con los pies en polvorosa, sabiendo (más o menos) qué se va a encontrar.

Un pequeño detalle marginal antes de cerrar la crítica es el tema de su localización. Aquellos que no se manejen bien con el inglés podrán jugar con subtítulos en castellano, aunque de una calidad más bien dudosa. Es una pena, porque eso puede afectar a la experiencia de juego, pero, como ya dijo el “celebrado” Keiji Inafune, es mejor que nada.