Tras una decepcionante segunda entrega de la saga Souls y un juego exclusivo para la consola de Sony, Bloodborne, Hidetaka Miyazaki vuelve a la carga para culminar la trilogía que comenzó hace 6 años con un magnífico Dark Souls III. El juego está lleno de partes complicadas, homenajes e historia que sucede a nuestras espaldas.
Pero en verdad los señores abandonarán sus tronos y los latentes se alzarán.
Dark Souls III comienza en el momento en que el fuego del último ciclo de la Llama se está apagando y la corrupción y la locura asolan diversos reinos del reino. Un joven príncipe llamado Lothric se negará a enlazar la Llama. Los señores que antaño se inmolaron para enlazarla han abandonado sus tronos y los Latentes vuelven a levantarse.
El título comienza con esta premisa, siendo nosotros el Elegido de las Cenizas para volver a enlazar la Llama en un nuevo ciclo. Contaremos con la inestimable ayuda de varios personajes y de diversas localizaciones. Además, habrá que explorar cada rincón del mapa para descubrir todos los secretos y pactos de Dark Souls III, así como para jugar también la parte final del propio juego (y saga) en los dos últimos contenidos descargables (Ashes of Ariandel y The Ringed City), los cuales vienen incluidos en esta edición completa, llamada The Fires Fades Edition.
Desde que la saga Souls comenzara con Demon’s Souls, seguido de Dark Souls, sabemos que no son juegos donde haya una malla de seguridad para el jugador. Cada partida que comencemos será un nuevo viaje para cualquier jugador, ya sea novel o experimentado. No obstante, alguien más o menos veterano podría acusar al título de pecar de una bajada en la dificultad, al estar ya más acostumbrado al sistema de juego en la saga. En los primeros compases del título sí que se hace notar que nos llevan de la mano, pero, una vez superado el primer jefe de zona, notaremos que esa sensación desaparece para darnos total libertad de movimiento. Desde el principio, nuestro objetivo en Dark Souls III está bastante claro: enlazar (o no, según queramos) la Llama. Con el fin de conseguirlo, habremos de derrotar a los cuatro Señores de la Ceniza.
La creación de personajes vuelve a evolucionar en este juego, con numerosas mejoras desde el último Dark Souls. Se nota que el camino andado en Bloodborne ha hecho mejorar a este aspecto. Primeramente elegiremos el nombre de nuestro personaje, como su sexo, la edad, la clase y un regalo de entierro. Podremos cambiar entre las caras predeterminadas, su constitución o la apariencia donde existen varias opciones para crear un personaje a nuestra semejanza y medida.
Con la incorporación de los dos contenidos descargables (Ashes of Ariandel y The Ringed City) y el lanzamiento de Dark Souls III: The Fires Fades Edition, se han implementado varios parches solucionando los errores de las pasadas versiones del título, creando un excelente equilibrio entre las clases en el juego en solitario y en los modos de jugador contra jugador, mejorados por el primer contenido digital, haciéndolo mucho más jugable y atractivo.
En Dark Souls III se ha mejorado el sistema de combate en muchos aspectos, dando una sensación de jugabilidad mucho más rápida y liviana. Las armaduras ya no son algo importante, ya que ninguna se mejora y todas tienen las estadísticas repartidas de manera más o menos equilibrada, dando así lugar a la utilización de ciertos trajes que, por sus estadísticas, no hubiéramos usado en las anteriores entregas de Dark Souls.
Además, las armas ahora tienen una novedad: las artes de combate o weapon arts. Al utilizarlas, consumes puntos de combate a cambio de hacer un mayor daño al enemigo. Eso sí, estas pueden dejarte en mala situación en el combate.
La curva de dificultad de Dark Souls III ya no reside propiamente en el juego sino en cómo lo juegue el jugador —si está bien equipado, va bien de nivel y cómo aprende los patrones de los enemigos. Este título se centra en el ensayo y error, los jefes finales u obligatorios siguen con su estática IA programada para repetir estos patrones hasta la saciedad.
Es importante recalcar que el sistema de mejora de Dark Souls IIIvuelve a realizarse como en las anteriores entregas. Para empezar, las armas físicas se pueden mejorar hasta llegar al nivel +10, mientras que las mágicas hasta +5. En cualquier momento se les puede aplicar una mejora de un elemento. siempre que tengamos existencias de las piedras o gemas para ello. A pesar de generar un daño considerablemente mayor, conllevan un defecto de la durabilidad de las mismas armas.
Dichas mejoras o subidas de nivel en las armas consumen dos elementos fundamentales de nuestra aventura: almas y fragmentos, piedras o losas de Titanita. Para nuestro equipo mágico, tendremos que usar Titanitas Centelleantes, mientras que para las armas que creemos de las almas de los jefes finales deberemos usar Escamas de Dragón —que escasean y solo son mejorables hasta nivel cinco.
Asimismo, Dark Souls III cuenta con un sistema de magia mucho más cercano al Demon’s Souls, ya que contamos con una barra de puntos de combate o maná, la cual se rellena con los frascos de estus de ceniza, entre otros objetos. Podremos conseguir Magias, Milagros y Piromancias. En esta última entrega sigue siendo uno de los sistemas de combates rotosde la saga Dark Souls.
También podemos hablar de la evolución que ha sufrido la saga a lo largo de sus entregas en cuanto a gráficos se refiere, y es en esta última donde se ve que el motor gráfico y el estilo artístico beben incondicionalmente del trabajo realizado en Bloodborne. Los colores son mucho más vivos, sobre todo en los dos últimos tercios del juego, como también en The Ringed City, el segundo contenido digital de la entrega.
Dark Souls III sigue la misma estela de anteriores entregas sin dejar configurar el juego en nuestros equipos más allá de las cinco configuraciones predeterminadas que nos da a elegir, un punto que resta en el veredicto final, pues esto va acompañado de unas caídas de frames y tirones en ciertas partes del juego. Gracias a los posteriores parches, se ha ido mitigando estos problemas, pero a día de hoy siguen ahí.
Sobre todo, Lothric es un mundo donde convergen los demás mundos de la Llama, por lo que podremos ver localizaciones de los anteriores Dark Souls dentro de su basto mundo, dándole al juego un toque fanservice llevando esos lugares a un nuevo nivel con este nuevo motor y su nueva iluminación
Llegamos a uno de los puntos más fuertes de Dark Souls III, el sonido. El título en esta ocasión nos brinda una banda sonora impecable con veinticuatro canciones que desatan la epicidad y grandeza del juego.
Los efectos sonoros de enemigos, armas y armaduras, jefes finales o dragones son el culminar de un Dark Souls III, y una saga que siempre se ha cuidado con el máximo mimo y detalle. En contraposición, el título no viene doblado al castellanocomo nos tiene acostumbrados la saga Souls, por lo que el juego nos deja con sus inmejorables voces originales y los subtítulos que te engatusan para entrar en la trama y no querer salir de ella.
Para concluir en este análisis, quisiera recomendaros encarecidamente que, si es vuestro primer contacto con la saga Dark Souls, lo juguéis con mucha calma, ya que es un juego sumamente difícil pero, como decía más arriba, la dificultad está en cómo te tomes el título.
Esta edición Game of the Year —The Fires Fades Edition— conlleva la inclusión de los dos contenidos descargables, que suponen el punto y final a la saga que muchos jugadores hemos amado y que desde el año 2011 nos ha dado cientos de horas de diversión. Al final puede gustarte más o menos Dark Souls III pero es el final que Hidetaka Miyazaki ha querido darle a una de sus mejores obras. Por esto, y todo lo acontecido en este análisis, deberíais haceros con una copia de Dark Souls III: The Fires Fades Edition. ¡Enlazad la Llama!