El arte es un concepto muy amplio y complejo, una forma de expresión casi tan vieja como nosotros como especie. Tras tantos años de existencia, los humanos hemos encontrado muchas formas de expresarnos; hay muchas disciplinas y escuelas, y muchos estilos dentro de cada una. Al fin y al cabo, la percepción e interpretación del entorno de cada una de las personas que han existido, existen y existirán es única e intransferible. Pero igual que en el caso de Ash of Gods: Redemption, no todas las obras se construyen a partir de un lienzo en blanco, y eso no es algo malo.
Los estilos artísticos son algo que ha existido desde siempre en todos los campos, desde la pintura hasta el cine, pasando por la escultura o la arquitectura. Cuando una idea o un individuo calan muy hondo en mucha gente, es cuestión de tiempo que aparezcan imitadores; no necesariamente copiones (que también los hay), sino personas que entienden los conceptos e ideas del creador original y buscan empujarlos hacia nuevos horizontes, dándoles su propio giro de tuerca.
Ash of Gods: Redemption es un título lanzado este mes de marzo, desarrollado y distribuido por Aurum Dust. El título mezcla el RPG táctico por turnos con la novela visual, y sitúa al jugador en un mundo de fantasía ligera de inspiración eslava. Su apartado visual es especialmente interesante, empleando ilustraciones estáticas para los entornos y personajes dibujados y animados “a mano”, con un estilo muy particular y llamativo. Su historia nos llevará a recorrer un extenso mapeado de corte medieval desde el punto de vista de varios personajes (que a veces cruzarán caminos), donde nuestras decisiones tendrán peso y consecuencias.
¿Habéis notado algo raro? Si habéis jugado The Banner Saga, seguro que sí: ambos juegos son muy, muy parecidos. El propósito de la extensa descripción que acabo de dar de Ash of Gods es que es válida, casi punto por punto, para resumir la trilogía de Stoic. La influencia de The Banner Saga sobre Ash of Gods es tan grande que casi podríamos decir que sin el primero no existiría el segundo. De hecho, en Aurum Dust son conscientes de esto y no les avergüenza, ni tendría por qué; el propio director de Stoic les ha dado el visto bueno y animado a seguir trabajando. Incluso durante el desarrollo de la historia es posible encontrarse con dos personajes que hablarán sobre la existencia de “una saga sobre estandartes (en inglés, banners)”, y cómo pronto conoceremos el final de su trilogía. Una forma muy original de reconocer y mostrar respeto hacia su principal influencia.
Pero Ash of Gods no es sólo un trabajo muy parecido a The Banner Saga; se desmarca en muchos aspectos jugables, ofreciendo su propio enfoque y en esencia resultando en una experiencia diferente. Para empezar, la trama del primero tiene un tono muy gris y serio, a diferencia de las formas más épicas y fabulescas del segundo. La estructura de la trama, por las palabras de los propios desarrolladores, se asemeja al concepto jugable de un roguelike: cada decisión cuenta de verdad (y las decisiones no escasean, precisamente), existe la muerte permanente para tus personajes y las acciones de cada uno de estos resuena dentro de su mundo. A la hora de jugar, sí percibes este peligro y acabas teniendo cuidado a la hora de tomar decisiones, pero es difícil ver si estas ramificaciones de la trama son tan diferentes entre sí sin pasar por el juego varias veces.
El universo en el que sucede y la historia que nos cuenta es una que, si bien no es la mejor que me han contado ni está contada de la mejor forma posible, sí engancha como ella sola. Resulta que su formato de visual novel y su estructura tan ramificada y diversa funciona de maravilla. La diferenciación entre las tres ramas de la trama, cada una con un grupo de personajes protagonistas, es lo suficientemente notable como para sentir qué tipo de personajes controlas en cada momento y con qué objetivos; además, todo es tan claro y vistoso que es difícil perderse o no saber qué debemos hacer.
Como punto negativo respecto a su guion, debo resaltar un hecho flagrante por encima de los demás: los personajes femeninos se ven menospreciados constantemente por sus contrapartes masculinas. Muchas veces vemos que las mujeres de este mundo son resueltas, tienen las riendas de sus vidas y sus propios objetivos, lo cual es genial; sin embargo, que siempre (prácticamente todas) coqueteen con los protagonistas masculinos o que estos digan “no podéis luchar” o “vamos a protegeros” anula los pasos dados en la buena dirección. Parece que la intención es buena, que esos personajes femeninos pueden brillar, pero la mentalidad de algunos parece impedirlo.
La parte de RPG táctico de tablero es, simplemente, brillante: el sistema de combate es una delicia, y el TCG incorporado que cierra el paquete otorga una capa de profundidad adicional a un sistema riquísimo por sí solo. Además, el uso que se le da a las batallas en Ash of Gods es muy ocurrente en ocasiones, cuando en un principio parecería una filosofía de diseño más limitada e inflexible. Como añadido, además, contamos con que durante estas fases de combate (e incluso a veces fuera de ellas) nuestros personajes pueden llegar a morir de verdad, entrelazando las dos mitades que forman el título mediante la exposición al jugador ante una dolorosa verdad: que sus acciones tienen consecuencias.
Ash of Gods: Redemption, como paquete, es una experiencia muy disfrutable. El nivel de inmersión es bastante alto, debido en gran parte al trabajo visual y a la deliciosa banda sonora. Su trama y universo son muy, muy interesantes y profundos, a pesar del machismo implícito (y en ocasiones explícito) y algunos gazapos en el guion perdonables para su primer intento. Los dos géneros que toca, la novela visual y el RPG táctico de tablero, están pulidos como pocos. Quizás se parezca un poquito demasiado a The Banner Saga, y es evidente que ni siquiera han tratado de ocultarlo; no es una mala jugada, han conseguido desmarcarse de sus raíces y crear algo relativamente nuevo, y eso no es trabajo fácil.